El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 14 de marzo de 2017

Déjate ayudar

El rincón del optimista
Juan


Ya nos hemos acostumbrado a ver a todo el mundo con su teléfono móvil pegado al oído cuando paseamos por cualquier calle de cualquier ciudad e incluso nosotros mismos confesaremos que aprovechamos esos trayectos para hacer ‘gestiones’ varias. Más de la mitad de las conversaciones que hacemos en ese momento y en cualquier otro son intrascendentes del todo, prescindibles, eso no lo duda nadie. A mí me gusta imaginar del tema que hablan los demás por el teléfono cuando se cruzan conmigo o cuando les adelanto, pues tengo la zancada larga y el paso alegre. Pero el otro día llegue a escuchar una frase enterita que le decía una mujer de mediana edad a su interlocutor: “Lo que te pasa a ti es que no te dejas ayudar por la gente que te quiere”.
La frase quedó rondando en mi cabeza durante un rato largo hasta el punto de que la memoricé. Y comencé a extraer mis propias conclusiones. Cuánta razón tiene esta buena mujer anónima. Cuántas veces nos ocurre que, ante un problema serio, acudimos a médicos, religiones, pastillas, sectas, gurús, chamanes, remedios lejanos o consejos fantásticos antes de buscar el consuelo y la ayuda de los más cercanos, los que nos conocen, nos entienden y nos quieren. La búsqueda de las soluciones en lo foráneo o lejano creo que está motivado por el miedo y por la vergüenza de mostrarnos débiles y vulnerables. Si no te dejas ayudar, lógicamente no recibirás esa ayuda que todos necesitamos antes o después, muchos de nosotros e incluso necesitamos esa ‘manita’ demasiado a menudo.
Y pensando en una persona muy especial a la que tengo en alta estima me atrevo a aventurar lo que diría haciendo reflexión sobre la misma frase anónima de mi caminante: “Déjate ayudar por quien más te quiere, tú mismo eres la persona que más te estima, pídete ayuda a ti mismo porque todas las soluciones a tus problemas llegarán del mismo lugar de donde nacen, de tu interior, de tu corazón. Simplemente aprende a escucharte”.
Asín sea.

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