El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
sábado, 24 de junio de 2017

Despacito

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena


Ahora que está tan de moda la canción, que se ha traducido a múltiples lenguas, que se han hecho diversas e inverosímiles versiones, que se ha adaptado su música a todo tipo de situación (por increíble que parezca) y que no hay nadie que no la haya tarareado alguna vez o varias… Ahora, podríamos tomarnos en serio no ya la letra sino el título.
En estos días de prisa por finalización de cursos, colegios, contratos, horarios… en que muchos de nosotros queremos terminar cuanto antes y como sea, nos vendría bien un poco de “despacito” para no agobiarnos y –lo más importante– para no agobiar a los que están a nuestro alrededor.
Estoy un poco harta de asistir a reuniones donde a los cinco minutos se empieza a meter prisa por acabar, donde se posponen acuerdos o toma de decisiones para un futuro mejor lejos que cerca, donde la ansiedad por escapar se palpa en el ambiente, donde no hay tiempo para otra despedida que no sea marchar corriendo.
Tanta prisa ¿para qué?
Tal vez si nos tomáramos la vida un poco más despacio, haciendo cada cosa en cada momento, dedicándonos a nada más que lo que nos ocupa en el presente, no viviríamos tan estresados, tan al límite, tan corriendo de un lado a otro –muchas veces, me temo, sin saber exactamente adónde–.
Y casi lo más triste de todo es que la prisa se convierte en actitud. Una actitud que nos acompaña en cada acción que realizamos. A ver si a fuerza de repetir y escuchar tantas veces “despacito” se nos va pegando algo de calma.

Todavía no hay comentarios

Esperamos el tuyo