El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
sábado, 25 de noviembre de 2017

Es lo que hay

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena

Destacando. Foto Jesús Aguado

Así terminó Ara Malikian el último concierto al que yo asistí. Dijo más o menos que él y sus músicos habían puesto corazón, alma y ganas y eso era lo que había. Y lo que había, doy fe de ello, era mucho, mucho.

Cuando uno da de sí mismo lo máximo que puede dar, los demás –a poco que estiremos la sensibilidad- captamos su compromiso, su ilusión y sus ganas de compartir y nos dejamos contagiar por la energía arrolladora de quien se ofrece de esa forma. Nos esponjamos, nos ilusionamos con él y vivimos intensos momentos de felicidad.

“Es lo que hay” se utiliza muy a menudo en nuestras conversaciones cotidianas. La mayor parte de las veces con un sentido limitante del término. Algo así como “hasta aquí llegamos” o “no busquemos más” o “no esperemos otra cosa”.

En algún caso lo que hay es tan mínimo, tan raquítico… que me resisto a creer que detrás de esa expresión no haya nada más.

¿De verdad no hay más que pasar de puntillas por la vida sin exprimirla? ¿No hay más que dormitar, esperando a que pase el tiempo, sin metas ni objetivos ilusionantes? ¿No hay más que buscar la mejor forma de parapetarnos en nuestra zona de confort para no asumir ningún tipo de riesgo?

Sinceramente, no lo creo.

Creo que todos tenemos capacidad suficiente para hacer grandes obras y podemos hacerlas. Otra cosa es la actitud de creernos lo que somos y lo que podemos hacer.

Y, en fin, sólo cuando nos damos plenamente, podremos decir “es lo que hay”. En los demás casos, cuando estamos a medio gas, mejor nos callamos.

Todavía no hay comentarios

Esperamos el tuyo