Elena Rodríguez
No he realizado este curso para que me den otro título profesional más, un certificado o un diploma. Tampoco para poder encontrar trabajo o cambiar el que tengo. Ni para engordar mi currículo vitae, ni para ganar más dinero, ni para ser más o menos que nadie. He realizado el curso "Conocerse para Crecer" porque hace tiempo que supe de su existencia, pero hasta ahora no lo pude realizar. Y no me arrepiento en absoluto. Creo que ha llegado en el mejor momento posible y lo he interpretado como un afianzamiento personal, he apuntalado lo que soy y en lo que creo, lo que amo, para así vivir con responsabilidad y dignidad, para no desaprovechar mi vida, es decir, que tenga sentido todo lo que hago, y quien sabe, en un futuro poder ayudar a los demás que voluntariamente se dejen ayudar.
Hemos tratado muchos temas, leído libros, visto películas para analizar, reflexionar, hablar y aportar enfoques diferentes. De todo y de todos he aprendido. He reflexionado sobre el cambio, sobre las ideas irracionales, también sobre el sentido que puede tener la vida cuando te lo arrebatan todo: la responsabilidad, el perdón… No quiero entrar en muchos detalles para no desvelar los "secretos" que este curso aporta y así animar e invitar a otras personas a que lo realicen.
De la mano de voluntarios (muy preparados y comprometidos) del Teléfono de la Esperanza, durante varias semanas nos hemos dado el capricho de crear un ambiente y un clima especial para la escucha y la comprensión, y así avanzar poco a poco, porque cuando vas deprisa puedes cansarte o tropezar.
Quiero tener un recuerdo cariñoso y dar las gracias a mis compañeros y amigos: Isabel, Gerardo, M.ª Jesús, Belén, Eva, Marisol, Raquel, Juan y Sarita. Ha sido un verdadero placer coincidir en este crecer interior que tan bien nos hace y cómo no, dar unas gracias inmensas a nuestra monitora M.ª Elena, que ha sabido llevarnos de la mano de una manera tierna, sorprendente y muy comprensiva.
Me despido con un texto de Viktor E. Frankl del libro “El hombre en busca de sentido” -El propio hombre es el que tiene la capacidad para asumir una postura ante las situaciones, no está totalmente condicionado. Él es quien determina si ha de entregarse a las situaciones o hacer frente a ellas.

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