El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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sábado, 28 de octubre de 2017

Bienvenido al mundo

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena


Me acaban de comunicar el nacimiento de un nuevo ser. Lo primero que me sale es sonreír por la alegría y darle la bienvenida a este mundo. Sinceramente.
Luego, cuando observo su carita en la fotografía, con los ojos y los puños cerrados, y ajeno a cuanto le rodea, me da por pensar que llega en un momento bastante convulso. Con media península ardiendo en llamas físicas y la otra media bajo ardores independentistas; con casi trece millones de españoles sobreviviendo en el umbral de la pobreza; con un ambiente generalizado de desánimo y falta de perspectivas; con un mundo enfermo… dan ganas de no abrir los ojos.
Pero ¿quién sabe si este niño que hoy llega a nuestro mundo puede ser una pieza clave en él, de forma que ayude a su desarrollo y a su crecimiento? ¿Quién puede hoy vaticinar algo de esta vida, observando su fragilidad?
Lo maravilloso de vivir es la sorpresa.
Sabemos cómo llegamos al mundo pero no cómo acaba nuestro paso por él. La Historia está llena de ejemplos de vidas duras, que iniciaron sus primeros pasos llenas de dificultades y obstáculos, y que llegaron a destacar en campos tan dispares como la música o la ciencia o la literatura. Vidas que con su ejemplo y con su lucha lograron cambiar cosas, mejorar la que encontraron, facilitar la de todos.
Por eso, cuando alguien nace, nacen con él la esperanza y un sinfín de posibilidades a desarrollar. No sabemos lo que dará de sí su vida, si será larga o corta, si fructífera o infructuosa, si alegre o triste… Pero sabemos que alguien nuevo llega y puede que sea un motor de cambio. Hay que hacerle sitio.

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