El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
sábado, 12 de mayo de 2018

Lágrimas en soledad

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
Hace unos días una compañera me comentaba que echaba mucho de menos a su ex-pareja, que tenía días en que sólo podía llorar de pena, de soledad y de rabia. Pero, obviamente, lloraba a solas, en su casa, en privado.
Me dio que pensar.
En esta época de múltiples amigos virtuales nos cuesta mostrarnos como somos. Nos cuesta decir lo que sentimos (si no es agradable) y parece que estamos obligados a mantener una imagen optimista, triunfadora, feliz.
No me muevo mucho por las redes sociales, es verdad, pero nunca he visto compartir desgracias propias, ni decepciones, ni fracasos. No he visto fotos llorando o con cara de disgusto, ni comentarios personales sobre el estado anímico que produce un abandono, por ejemplo. A lo más, comentarios ácidos y llenos de indignación ante determinados actos sociales (plagios, fraudes, sentencias poco acertadas, engaños…) que nos conmueven –no digo que no– pero que no dejan de ser ajenos a nosotros.
Y me cuestiono si tanto amigo virtual no es más que otra atadura emocional, que no nos permite expresar libremente cómo somos y cómo nos sentimos. Esclavizados por esa imagen de felicidad que queremos transmitir olvidamos que también existen momentos de tristeza, de soledad, de duda, de decepción, de profunda amargura.
Puede que ocultándolos nos hagan menos daño. Puede que no necesitemos realmente expresarlos o comunicarlos. Puede que, incluso, podamos vivir un tiempo haciendo como que no existen.
Pero todos sabemos lo que pasa en una olla a presión sin válvula de escape.

Todavía no hay comentarios

Esperamos el tuyo